Caso Maldonado: la Justicia sobreseyó a los gendarmes investigados por el suicidio del artesano

El juez federal de Rawson, Guillermo Gustavo Llerall, sobreseyó a los cuatro gendarmes que eran investigados por la desaparición durante 78 días, y posterior muerte, de Santiago Maldonado el pasado 1 de agosto de 2017 en Cushamen, Chubut.
Lleral firmó el sobreseimiento total y definitivo este viernes para Emmanuel Echazú, Juan Pablo María Escola, Víctor Vaquila Ocampo y Marcelo Iván Ferreyra. El magistrado concluyó que no existen elementos que califiquen las acciones de los gendarmes como delitos tipificados por la ley penal del país.
Según analizó, los agentes Echazú, Escola, Ocampo y Ferreyra cometieron acciones que siempre estuvieron ajustadas a la ley, y que en aquel episodio actuaron por órdenes de la justicia. Ninguno de los agentes incumplió, inobservó ni abusó de sus deberes.
En su fallo, el juez escribió: «La verdad se mostró sencilla, sin fascinaciones. Santiago estaba en el lugar donde lo vieron por última vez. Allí, él, sólo, sin que nadie lo notara, se hundió, en ese pozo en el que minutos antes Lucas Ariel Naiman Pilquiman había evitado caer cuando se propuso cruzar el río luego de animar a Santiago a realizarlo. En ese lugar, murió ahogado, sin que nadie pudiera advertirlo, sin que nadie pudiera socorrerlo. Ni los gendarmes que los perseguían en medio del operativo, ni los miembros de la comunidad a la que Santiago fue a apoyar en sus reclamos».
A lo largo de 344 páginas, Lleral concluyó que las conductas humanas de los eventos ocurridos el 31 de julio y 1 de agosto de 2017 no pueden ser consideradas como ilícitos penales.
«La desesperación, la adrenalina y la excitación naturalmente provocadas por la huída; la profundidad del pozo, el espeso ramaje y raíces cruzadas en el fondo; el agua fría, helada, humedeció su ropa y su calzado hasta llegar a su cuerpo. Esa sumatoria de incidencias contribuyó a que se hundiera y a que le fuera imposible flotar, a que ni siquiera pudiera emerger para tomar alguna bocanada de oxígeno. Por la confluencia de esas simples y naturales realidades, inevitables en ese preciso y fatídico instante de soledad, sus funciones vitales esenciales se paralizaron», describió el magistrado sobre las circunstancias de muerte.
Y agregó: «Allí quedó su cuerpo atrapado, enganchado en el ramaje subacuático denso, que lo mantuvo inerte y oculto durante el tiempo necesario para que, luego de su descomposición natural interna, superara la presión y la fría temperatura del agua, hasta que se produjeran los cambios de clima».