Una agente del SPP se enamoró de un preso y renunció a la fuerza por amor
Las historias de amor pueden comenzar en cualquier lugar y en diversas circunstancias. Muchas de ellas se convirtieron en relatos dignos de contar. Son las grandes protagonistas de libros, películas y series. Lo cierto es que la mayoría pertenecen al género de ficción, debido a la poca probabilidad de que ocurran. Sin embargo, en la vida real hay muchas de ellas que parecen hechas por un guionista.
Esto ocurrió con el romance Andrea Ferreyra y Javier Duarte, que se conocieron en circunstancias poco comunes y viven un gran, y particular, romance desde la cárcel. El condenado por Homicidio en Ocasión de Robo a 15 años y ella Cabo Primero del SPP–
Andrea quien presto funciones más de 8 años en Servicio Penitenciario Provincial, conoció a Javier mediante la red social Facebook. Momentos después, intercambiaron números de WhatsApp que llevó a tener vínculos de manera constante.
Es allí donde la joven descubre que su media naranja era un detenido, y sin embargo su amor por él, decidió continuar la relación que por el momento era virtual.

Al pasar el tiempo los jóvenes se ponen en pareja a tal punto que se etiquetaron en Facebook» en compromiso «. Esto no cayo para nada bien dentro de la fuerza.
La Cabo Primero sufrió situaciones laborales de toda índole, rechazos, malos comentarios y malos tratos, porque al ser un personal de una fuerza, no podía tener contacto con un privado de la libertad. Su propios jefes le hacian la vida imposible.
Dentro de la misma institución, «sufrío abuso sexual por parte de un propio colega de trabajo en la unidad de Barranqueras”. Contó a Portal Movil, y agrego que “el servicio no le ayudó en nada. Le descontaron todo lo que pudieron por muchos meses, Todo porque él tiene una relación conmigo dónde ni siquiera tuve contacto físico con él, nunca, desde que lo conozco».
La suma de todas estas situaciones que debió soportar en el Servicio Penitenciario motivaron su renuncia a la fuerza el 27 de febrero y tal vez la que más le dolió fue que le hicieran imposible su servicio debido a que se había enamorado… de un detenido. Renuncié -relata- no aguanté más muchas situaciones, ya no quiero regresar. Estoy en búsqueda de trabajo, soy auxiliar de farmacia y hago uñas esculpidas o puedo aprender otro oficio para vivir, pero honestamente y esperando los cinco u ocho años que le restan de condena a mi novio, futuro esposo y poder vivir nuestro amor en paz».