La detención de Micaela Vargas, conocida como «Cachorra», se produjo en la ciudad de Lanús, después de un largo periodo de fuga. La joven de 29 años era buscada por la Justicia tras su implicación en el homicidio de José S., un hombre de 61 años que había sido asesinado el 5 de junio del año pasado en su departamento de Constitución, Buenos Aires. Según las investigaciones, Vargas había mantenido una relación engañosa con la víctima, quien la creía su pareja. Sin embargo, ella estaba en realidad en una relación con Leonardo Díaz, con quien planeó robarle.
El crimen ocurrió cuando Vargas, junto a Díaz, llegó al departamento de José S. en la avenida San Juan. El hombre, confiado por su relación con Cachorra, permitió el ingreso de Díaz a su hogar. Lo que parecía un encuentro común se transformó en un brutal asesinato. José S. fue apuñalado siete veces en el cuello, en un acto que la justicia considera premeditado. Los homicidas se llevaron consigo el celular, la billetera y 165.000 pesos que la víctima había recibido para pagar un mecánico.
El asesinato fue descubierto al día siguiente, cuando los vecinos notaron una pérdida de agua en el edificio y alertaron a la policía. Al ingresar al departamento, encontraron el cuerpo sin vida de José S. en el baño, junto a un cuchillo con rastros de sangre. La investigación reveló que, tras el crimen, el teléfono móvil de la víctima fue activado en diferentes lugares de la ciudad, lo que ayudó a rastrear el paradero de los implicados.
Vargas y Díaz, tras el asesinato, huyeron. Mientras Díaz fue detenido en Chaco, Vargas permaneció prófuga hasta que finalmente fue arrestada. El juez Martín Yadarola, que llevó el caso, procesó a Díaz con prisión preventiva por homicidio agravado, y la captura de Vargas cierra un capítulo largo de investigación.
Según testimonios de conocidos de la víctima, José S. había mencionado varias veces a su amigo cercano que la joven con la que estaba involucrado le pedía constantemente regalos. Su amigo también recordó que el apodo de Vargas era «Cachorra», un detalle que se incorporó a las pruebas del caso. Además, la policía reconstruyó la última llamada entre Vargas y la víctima, con la cual se pudo ubicar su paradero cerca del departamento de José S. en el momento del crimen.
En cuanto a los móviles del crimen, los investigadores sugieren que la razón detrás del asesinato fue el robo planeado por los sospechosos, quienes vieron en José S. una oportunidad para obtener dinero. La resolución judicial señaló que Vargas aprovechó la confianza que la víctima tenía en ella para facilitar el acceso al lugar del crimen, lo que incrementó la gravedad del homicidio.
Este caso, que se suma a la lista de crímenes de carácter pasional, ha generado conmoción en la sociedad y en la familia de la víctima, quienes aún no logran comprender cómo una persona puede traicionar tanta confianza y acabar con la vida de un ser querido.
