VIDEO | Horror en Río de Janeiro: civiles trasladaron más de 60 cadáveres tras la operación policial más letal en la historia del estado

Una escena de horror y desesperación conmocionó a Río de Janeiro durante la madrugada de este miércoles. Vecinos del Complexo da Penha, en la zona norte de la ciudad, trasladaron más de 60 cuerpos hasta la plaza São Lucas, luego de hallarlos en una zona boscosa entre los complejos del Alemão y de la Penha. Las autoridades confirmaron que el número total de víctimas asciende a 132 personas, cifra que convierte el operativo en la intervención policial más mortífera de la historia del estado.
Defensa Civil se presentó en el lugar durante la mañana para retirar los restos, que habían sido apilados por civiles en vehículos particulares. Testigos relataron que algunos cuerpos presentaban signos de ejecución. La abogada Flávia Fróes, presente en la escena, aseguró que varias víctimas tenían “disparos en la nuca, puñaladas en la espalda y heridas en las piernas”.
Entre quienes ayudaron a trasladar los cuerpos había personas en situación de calle e incluso menores de edad. Un niño de aproximadamente nueve años fue visto colaborando en la remoción de cadáveres. “Una escena que entra para la historia de terror de Brasil”, describió el activista Raull Santiago, quien explicó que los familiares decidieron exponer los cuerpos públicamente para denunciar las condiciones en las que fueron hallados.
El gobierno de Brasil informó que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva está “horrorizado” por la masacre, mientras que organizaciones de derechos humanos pidieron la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la presencia de peritos internacionales en Río de Janeiro.
En medio del dolor y la conmoción, familiares lloraban junto a los cuerpos intentando identificar a sus seres queridos. “Policía asesina, ¿dónde está mi hijo?”, gritaba una mujer mientras sostenía la mano de una de las víctimas. Otro testimonio reveló que un joven de 20 años fue encontrado con las muñecas atadas en la zona boscosa.
Las calles de Río quedaron prácticamente vacías tras la masacre. Zonas tradicionalmente concurridas, como el Boulevard 28 de Setembro y la Praça São Salvador, mostraron una postal inusual: bares cerrados, avenidas desiertas y comercios que suspendieron sus actividades por temor. Incluso farmacias y locales 24 horas bajaron sus persianas.
Hacia las 3:30 de la madrugada, el Centro de Operaciones del municipio informó que todas las vías principales habían sido liberadas, aunque la ciudad aún permanecía paralizada por el miedo y la indignación.
La violencia en Río de Janeiro, marcada por el enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y el crimen organizado, vuelve a dejar una huella de sangre que reabre el debate sobre los límites y responsabilidades del Estado en el uso de la fuerza.



