Trabajadores del Municipio de Barranqueras atraviesan momentos de mucha tensión e indignación por los pase a planta en los últimos días.
La medida ha encendido las alarmas y desatado la furia entre los empleados municipales que llevan años sumidos en la precarización laboral, cobrando sueldos miserables y sin reconocimiento de antigüedad ni derechos.
La decisión de la intendente Ayala ha sido calificada como un acto de favoritismo político y desprecio hacia la trayectoria y el esfuerzo de quienes han sostenido el funcionamiento del municipio durante años.
Fuentes internas de la municipalidad, que prefieren mantener su anonimato por temor a represalias, aseguran que los flamantes «beneficiados» con el pase a planta son en su gran mayoría personas con escasa o nula antigüedad en el municipio, cuya única «credencial» parece ser su ferviente militancia y apoyo a la actual gestión.
Mientras tanto, profesionales y trabajadores con hasta siete o más años de servicio bajo modalidades precarias, como planes o contratos temporales, ven cómo sus legítimas aspiraciones de estabilidad laboral son sistemáticamente ignoradas y relegadas.
La indignación es palpable: «Nos usan, nos explotan y cuando llega la oportunidad, nos descartan por no sumarnos a sus campañas políticas», expresó un empleado con larga trayectoria en el área administrativa, quien prefirió no revelar su identidad.
Esta maniobra, que privilegia la lealtad política sobre el mérito y la antigüedad, no solo viola principios básicos de equidad y justicia laboral, sino que también genera un profundo malestar y desmotivación en el cuerpo de empleados municipales.
La pregunta que resuena en los pasillos de la comuna es una sola: ¿Hasta cuándo seguirán pisoteando los derechos de los trabajadores de Barranqueras?
La comunidad y los empleados esperan respuestas y, sobre todo, acciones que pongan fin a este vergonzoso desmanejo.
