
Gabriel Eduardo Romanelli, sacerdote argentino y párroco en la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaza, que resultó herido tras un ataque que impactó directamente en el templo donde cientos de civiles se refugiaban del conflicto armado entre Israel y Hamas, brincó detalles de lo sucedido.
“Fue una sorpresa, estábamos bajo techo pero la explosión hirió a 15 personas. Yo estoy bien, lo de la pierna fue una infección menor. Después hubo 3 muertos y 2 jóvenes heridos pero fuera de peligro”, contó el religioso desde Gaza en diálogo con Radio Mitre.
El templo, una construcción de piedra ubicada en el norte del enclave palestino, forma parte del Patriarcado Latino de Jerusalén. Desde que comenzaron los bombardeos, se transformó en un centro de acogida para la población civil sin distinción de credo. “Había terminado en mi despacho una reunión. Me acerqué a tomar mate con otra joven que nos vino a ayudar y se escuchó la explosión. En ese momento había menos gente porque yo pedía que se pusieran a reparo por los bombardeos, pero hace mucho calor y a veces es difícil que los niños se queden. Tenemos menos de 500 refugiados”, explicó Romanelli.
Consultado sobre si el ataque fue direccionado, Romanelli dijo: “Las declaraciones del Ejército israelí dicen que fue un error, pero impactó en el frente del templo, un templo de piedra. Con una piedra la cruz se salvó. Fue un impacto directo, con esquirlas y heridos por esquirlas todo el tiempo. Esto fue una explosión y se ve claramente”.
La iglesia albergaba a entre 500 y 600 personas al momento del ataque, según fuentes eclesiásticas. Allí convivían familias cristianas y musulmanas, muchas de ellas desplazadas por los bombardeos y sin posibilidad de abandonar el enclave. El templo funcionaba como uno de los últimos espacios de resguardo humanitario en la zona.
Desde Buenos Aires, la Cancillería argentina manifestó “su preocupación a las autoridades del Estado de Israel, y confía en que se brindará la asistencia necesaria al padre Romanelli, así como a los miembros de la comunidad afectada”. El mensaje oficial también reiteró el “compromiso con la protección de los lugares de culto, el personal religioso y el respeto a la libertad de religión”.
En su pronunciamiento, el gobierno argentino indicó que “el resguardo de los civiles y de las instalaciones religiosas y humanitarias constituye un principio esencial del derecho internacional humanitario, que debe ser plenamente observado por todas las partes involucradas”.