Elon Musk abandona al gobierno de Donald Trump y vuelve a Tesla

Elon Musk anunció su regreso a Tesla con la intención de devolverle protagonismo en el competitivo mercado de vehículos eléctricos. Lo hizo tras confirmar que, a partir de mayo, reducirá considerablemente su implicancia en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), organismo creado durante la presidencia de DonaldTrump. La noticia fue bien recibida en la bolsa: las acciones subieron un 3,8%. Sin embargo, ese repunte inicial contrasta con un panorama más sombrío que se instaló en los últimos meses, marcado por una caída de ventas sin precedentes y una crisis de imagen corporativa que no parece tener solución sencilla.
Durante su incursión política, Musk se convirtió en una figura polarizadora. Su apoyo al presidente Trump y su participación en decisiones gubernamentales lo distanciaron de gran parte del público progresista, hasta entonces núcleo fuerte del consumidor de Tesla. Según analistas como GordonJohnson, este viraje ideológico generó un «homicidio de marca». La frase no es casual: vandalismo en concesionarias, protestas en exhibiciones y una baja del 71% en ganancias netas en el primer trimestre de 2025 ilustran una situación crítica. «El daño que ha causado es 100 % irreversible«, sentenció Johnson.
Pese a que Musk intentó desligar esta caída de sus posturas políticas, atribuyendo los ataques a «manifestantes pagos» y culpando a la macroeconomía, las cifras contrastan con la realidad de otras automotrices que reportaron subas en ventas, incluso en el mismo período. «Era una marca que la gente se enorgullecía de tener», expresó KellyO’Keefe, de BrandFederation, y advirtió que la identidad ambientalista de Tesla ya no genera el mismo entusiasmo.
La decisión de priorizar su rol en Tesla surge luego de intensas presiones de inversores y figuras financieras que lo urgieron a alejarse de Washington. La caída del valor de las acciones durante varios días consecutivos y la desaceleración del crecimiento de Tesla frente a competidores como BYD llevaron a este replanteo. Según el analista Dan Ives, «la demanda de ventas disminuirá un 10 % de forma permanente» por el perfil político que adoptó Musk, sobre todo en Europay Estados Unidos.
En diálogo con medios norteamericanos, el propio Musk sostuvo que seguirá vinculado al gobierno «mientras el presidente quiera», aunque con menor carga horaria. Prometió seguir promoviendo la eliminación de aranceles, política que generó tensiones incluso dentro del propio gabinete de Trump, donde se cruzó públicamente con PeterNavarro. Este conflicto dejó expuesta, una vez más, la prioridad que el empresario asigna a los intereses de su compañía por sobre cualquier lineamiento partidario o institucional.
Aunque el magnate asegura que quiere «impedir el desperdicio y el fraude» desde su función estatal, su breve paso por el ámbito público terminó costándole millones y erosionó significativamente la reputación de su marca más emblemática. Tesla, alguna vez emblema del cambio verde y tecnológico, hoy enfrenta un desafío más urgente: recuperar la confianza del consumidor. Una tarea que, según muchos, ya no depende solo del tiempo de Musk, sino de si aún tiene margen para volver atrás.