22 diciembre, 2024
Mundo

Rescataron a una bebé que nació bajo los escombros de un edificio tras el sismo

La recién nacida, que aún estaba unida a su madre por el cordón umbilical, es la única sobreviviente de la familia que vivía en el inmueble destruido en la ciudad de Jindires -muy cercana a la frontera con Turquía- donde se derrumbaron cerca de 50 viviendas como consecuencia del sismo de 7.8 grados que sacudió la región norte de ese país y a Turquía.

Una bebé recién nacida, aún unida a su madre por el cordón umbilical, fue rescatada entre los escombros de un edificio de cuatro plantas que se derrumbó en Jindires, al noroeste de Siria, como consecuencia del sismo de 7.8 grados que sacudió la región norte de ese país y a Turquía, dejando más de 7.000 víctimas fatales y decenas de miles de heridos.

Según consignó un despacho de la agencia de noticias AFP, la bebé es la única sobreviviente de la familia que vivía en el inmueble derrumbado, ya que los equipos de socorristas encontraron previamente “los cadáveres de su padre, Abdalá Mleihan, su madre, Aafra, sus tres hermanas, su hermano y su tía”.

«Buscábamos a Abu Rudayna (sobrenombre de Abdalá) y su familia. Primero encontramos a su hermana, luego a su mujer, luego a Abu Rudayna, estaban juntos los unos contra los otros», explicó a la agencia un allegado de la familia, Khalil Sawadi, todavía conmocionado.

El hallazgo de la bebé

«Luego oímos un ruido y escarbamos (…), limpiamos el lugar y encontramos a esta pequeña, alabado sea Dios», agregó y explicó que cortaron el cordón umbilical, la cubrieron con una manta y la trasladaron a un hospital de la ciudad cercana de Afrin, donde fue puesta en una incubadora y se le administró vitamina.

“Llegó con los miembros entumecidos por el frío, su tensión había bajado. Le hicimos los primeros auxilios y la pusimos bajo perfusión porque había estado demasiado tiempo sin ser alimentada», explicó el médico Hani Maaruf.

Asimismo, precisó que la pequeña pesa 3.175 kilogramos y tiene contusiones, pero su estado es estable, y estimó que “probablemente nació siete horas después del sismo”.

En esta localidad siria, muy cercana a la frontera con Turquía se derrumbaron cerca de 50 viviendas.

Más de 7.300 muertos y unos 35.000 heridos

Los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria luchaban hoy contra el reloj y el frío para buscar entre los escombros a supervivientes del violento sismo del lunes, que causó al menos 7.306 muertos y unos 35.000 heridos, según el último balance difundido oficialmente.

Está previsto que la ayuda internacional empiece a llegar hoy a las zonas castigadas por el terremoto y sus réplicas, con los primeros equipos de socorristas procedentes de Francia y Qatar. La primera sacudida, en la madrugada del lunes, alcanzó una magnitud 7,8 y se sintió hasta en Líbano, Chipre y el norte de Irak.

En Turquía, el número de muertos se elevó a 5.434, según el último balance de las autoridades, mientras que en Siria murieron al menos 1.872 personas, lo que suma un total de 7.306 víctimas mortales, informó la agencia AFP. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decretó el estado de emergencia por un periodo de tres meses en diez provincias del sureste azotadas por el sismo.

China anunció hoy el envío de una ayuda de 5,9 millones de dólares, mientras que Emiratos Árabes Unidos prometió 100 millones de dólares para Siria y Turquía. Arabia Saudita anunció un puente aéreo para proporcionar ayuda.

Según Erdogan, 45 países ofrecieron ayuda, incluido Ucrania, que anunció el envío de 87 socorristas a Turquía, a pesar de estar en plena guerra con Rusia.

En cambio, el llamado lanzado por el gobierno de Siria recibió por ahora respuesta de Moscú, su aliado, que prometió equipos de socorro «en las próximas horas», además de 300 militares rusos que ya se encuentran en el lugar para ayudar en el rescate.

La ONU también reaccionó, pero insistió en que la ayuda debe llegar a toda la población siria, incluida la parte que no está bajo control de Damasco.

Las autoridades turcas habilitaron gimnasios, escuelas y mezquitas para albergar a los supervivientes, pero por temor a nuevos sismos, muchos habitantes prefirieron pasar la noche al aire libre.

Es el terremoto más importante en Turquía desde el ocurrido el 17 de agosto de 1999, que causó la muerte de 17.000 personas, un millar de ellas en Estambul.

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