El Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos y la Oficina Meteorológica Británica realizaron un pronóstico inquietante: la Tierra puede ser víctima de un «ciclo de actividad máxima» por parte del Sol, «lo que significa que las manchas solares y las erupciones serán cada vez más constantes».
Es más, se advirtió que «si alguno de esos ‘bombazos’ a los que ahora es propenso el Sol está orientado hacia la Tierra, sus efectos se harán notar aquí, en forma de tormenta solar».
Precisamente, es posible que ello ocurra en los próximos días, ya que la actividad solar «se prevé algo inestable, con tormentas geomagnéticas «leves y moderadas» durante los próximos días».
De todos modos, las tormentas solares son algo más común de lo que se cree y, de hecho, llevamos recibiendo varias desde mediados de enero. Es más, hace tan solo unos días, se registraron «fenómenos geomagnéticos leves y moderados» de los mismos niveles que se esperan esta semana.
La principal consecuencia de estos fenómenos es la aparición de auroras boreales, que podrían verse en altitudes inusuales. También puede que se registren pequeños cortes en las señales de radio o en las redes eléctricas en latitudes más altas.
Además, en ningún caso estas tormentas solares podrían tener consecuencias directas sobre la vida. Algo un poco diferente podría ocurrir con los satélites: algunos deberán cambiar su trayectoria para evitar posibles daños.