13 septiembre, 2024
Efemérides

16 de febrero de 1835 murió el caudillo argentino Facundo Quiroga

El Tigre de los Llanos.

Nombrado como imbatible, con su caballo Moro y su estandarte Religión o Muerte…

Mito más que figura histórica. Inmortalizado, para bien o para mal, en el texto de Sarmiento para toda la eternidad. En ese mismo texto dio cuenta su enemigo que Quiroga enfrentó sólo a un tigre, en realidad un jaguareté, y lo venció, de allí su apodo para la posteridad.

Nombrado como imbatible, con su caballo Moro y su estandarte Religión o Muerte,  conocedor como nadie de La Rioja y las provincias norteñas, Facundo Quiroga fue un caudillo sin par y una figura fundamental para entender nuestra historia.

Nació el 27 de noviembre de 1788 en La Rioja. En 1815 viajó a Buenos Aires para capacitarse militarmente y a los dos años se casó con Dolores Fernández Cabezas.

Para ese año fue nombrado jefe de las milicias locales. En 1819 protagonizó una rebelión de prisioneros en San Luis contra los realistas, donde el propio Quiroga dio muerte a varios de ellos con sus grilletes.

Fue gobernador provisional de La Rioja, delegando luego la gobernación a otros. Pero el caudillo y el jefe local siempre fue él.

Unitario por convicción, pero federal por voluntad del pueblo. Sean sus palabras o no, lo cierto que enfrentó a las huestes de los unitarios y a los planes de Rivadavia de saquear los minerales del cerro Famatina y de afectar los intereses de la Iglesia Católica en Buenos Aires.

Se creía que sus soldados montoneros eran capiangos, mitad hombres mitad tigres (yaguareté), pero serán derrotados por el general Paz en las batallas de la Tablada y Oncativo.

Luego de ello se dirige a Buenos Aires a buscar el apoyo de Rosas para combatir a la Liga del Norte, formada por las huestes unitarias, donde el general La Madrid dominó la Rioja y ejerció su revanchismo sobre las posesiones y la familia de Facundo.

El creyó siempre es establecer un texto constitucional formal, mientras que Rosas planteó que no era tiempo ni momento para ello, contando con el Pacto Federal como esquema de organización constitucional.

“Juan Facundo Quiroga pensaba que las “garantías y probabilidades de una segura paz sólo pueden ofrecerse en la constitución del país”, pero decía a Rosas, según lo estudiado por Alberto González Arzac en Caudillos y Constituciones, que “en carta del 10 de enero de 1830: “el General que firma y sus bravos han jurado no largar las armas de las manos hasta que el país se constituya según la expresión y voto libre de la República” (González Arzac: 1994, 90). Esto fue reafirmado, años después, en la carta de Rosas a Quiroga en la Hacienda de Figueroa.

En 1831 rearmó su ejército y derrotó a los unitarios que estaban en su territorio. También fue jefe nominal de la Expedición al Desierto que impulsó Rosas con otros gobernadores, aunque su participación fue sólo simbólica, dedicándose a cuidar sus tierras bonaerenses en San Pedro.

Tras un pedido del gobernador bonaerense Maza y del propio Rosas, viajo al Norte como componedor oficial en una disputa entre las  provincias de Salta y Tucumán, a fines de 1834. Ante la poca suerte de la misión, y la muerte de uno de los contendientes, emprendió su vuelta.

El paso por Córdoba fue signado por la traición y el deseo de venganza de los hermanos Reinafe contra Facundo pro su apoyo a José Ruiz Huidobro, quien intenta desalojar del poder en Córdoba a los Queenfaith (nombre original de los instigadores del asesinato al Tigre de los Llanos), que, a su vez, le respondían políticamente a Estanislao López.

El 16 de febrero de 1835 una partida criminal, encabezada por el cordobés Santos Pérez, dio muerte en Barranca Yaco a Quiroga y a toda su comitiva.

Inhumado en la Catedral de Córdoba, en 1946 se trasladaron sus restos al cementerio de Recoleta de Buenos Aires, permaneciendo de pie en su bóveda.

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