7 septiembre, 2024
ArgentinaSociedad

Repudiado, José Ernesto Schulman renunció a la Liga de DDHH

Luego del polémico video que se viralizó, donde se lo ve a José Schulman agrediendo a una trabajadora física y verbalmente, el dirigente de la Liga Argentina de Derechos Humanos renunció a su cargo.

Este lunes, Schulman ya había sido licenciado por el organismo que presidía, así como también fue citado a indagatoria por la Justicia para el próximo jueves 24 de febrero.

“Esta dirección ha decidido aceptar el pedido de licencia y comenzar un proceso de evaluación para tomar las medidas correspondientes”, dice un comunicado publicado en el sitio web de la organización.

El ahora expresidente de la Liga de Derechos Humanos golpeó de una cachetada a Candela Valdez, empleada de la terminal de micros de Santa Clara del Mar, luego de insultarla en reiteradas oportunidades por la demora del servicio.

El caso tomó notoriedad luego de que se viralizara en redes sociales, el video donde se lo ve a Schulman, vestido con la ropa oficial de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, atacando a la mujer, a quien le dijo «pelotu…, «hija de pu…», entre otros insultos, antes de cruzar el mostrador para pegarle.

Luego de que su imagen se vio afectada, Schulman pidió disculpas públicamente «por haber llevado adelante una conducta reprochable, en una terminal de ómnibus», aunque no lo hizo directamente a la víctima. 

Por último, intentó justificar su accionar argumentando: «Como muches saben, soy discapacitado motriz y pasaron muchas horas de espera de un micro para regresar, que me produjeron un enorme dolor y me desencajaron”, dijo sin mencionar que tenía intenciones de dejar el cargo.

«Tengo miedo de quedarme sola”

La joven de 21 años que fue víctima de Schulman contó en diálogo con TN que “ahora tienen que quedarse conmigo los chicos que llevan las valijas o mi familia haciéndome compañía porque tengo miedo de quedarme sola”, y detalló: “En el único momento en que vino a pedirme disculpas fue cuando el oficial le dijo que iban a mirar las cámaras… Ahí abrió grande los ojos. Yo no las sentí sinceras, fueron más por obligación. Cuando vio que había cámaras, no le quedó otra que pedir perdón porque se vio atrapado”.

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