El testimonio se brindó a dos delegados del grupo de trabajo encargado de investigar el caso, poco después de que el ADN contenido en el arma homicida indicara que él era el asesino. Conmoción en Brasil.
Beatriz Mota había ido junto a su familia a la graduación de su hermana mayor. Tuvo sed y fue hasta el bebedero: era su escuela y no había peligro. Pero nunca regresó. 41 minutos después hallaron su cuerpo masacrado con 42 puñaladas.
El hombre sospechoso de haber matado a puñaladas a la niña Beatriz Angélica, en una escuela privada de Petrolina, en 2015, dijo en su testimonio que el asesinato no fue premeditado y que solo atacó a la niña después de que esta comenzó a gritar, para silenciarla.
El testimonio se brindó a dos delegados del grupo de trabajo encargado de investigar el caso, poco después de que el ADN contenido en el arma homicida indicara que él era el asesino.
Imágenes de cámaras de seguridad muestran a Marcelo, el día del crimen, frente a la escuela donde estaba Beatriz. Inicialmente, negó a los agentes que él fuera la persona de las imágenes, pero luego admitió e informó que había intentado robar una motocicleta y que no tenía dinero para regresar a casa.
“Ese movimiento en la moto… No sé si es instinto de ladrón o son ganas de irme a casa. Si esa moto arrancaba, me iría a casa. Si arrancaba, me hubiera evitado esta tragedia ahí”. , él declaró.
También informó que no sabía con seguridad de dónde había sacado el cuchillo y que no sabía que estaba entrando a una escuela. «Pensé que estaba entrando en una iglesia. Luego, cuando entré, me detuvo alguien que creo que vio mi estado de ebriedad», dijo.
Luego de ser inhabilitado, habría regresado a la escuela, esta vez para beber agua. Según él, fue en ese momento que encontró a Beatriz cerca de la fuente de agua potable, que estaba cerca de la bodega donde se encontró su cuerpo. La niña se habría dado cuenta de que llevaba un cuchillo.
Marcelo da Silva ya cumple condena por violación de persona vulnerable, amenaza y detención ilegal. Estaba preso desde 2017 en la prisión de Salgueiro, en Sertão, y fue trasladado a una prisión en el Gran Recife el jueves (13).
Fue colocado en una “celda de disciplina”, que está bajo la vigilancia de agentes del Grupo de Operaciones y Seguridad, dependiente de la Secretaría de Resocialización.