Un hombre y su hijo se metieron al río Paraná en la playa de la Costanera de Coronda, en la provincia de Santa Fe, y fueron atacados por un cardumen de palometas.
Según contaron los testigos apenas se metieron tuvieron que salir apresuradamente por el ataque de los peces. Como consecuencia de las mordeduras el hombre perdió el dedo meñique de uno de sus pies y parte del «dedo gordo».
Su hijo en tanto sufrió mordidas en los pies al punto que le provocaron un hueco en el talón. Los dos recibieron los primeros auxilios de los guardavidas del lugar y luego fueron trasladados a un centro de salud.
En tanto, Sergio Berardi, Secretario General del sindicato de Guardavidas de la ciudad de Santa Fe aseguró que “la Costanera está muy linda, está siendo muy visitada, pero hay que entender que las palometas están en el agua y hay que aprovechar las duchas que están en el balneario”.
Esta no es la primera vez que ocurre un ataque de palometas y cuando llega el calor suele darse de tanto en tanto. Hace aproximadamente un mes, la Costanera Este de la capital provincial fue epicentro de otro ataque similar.
En aquella oportunidad, durante dos días consecutivos se registraron incidentes relacionados con las palometas, se estima que al menos 20 personas resultaron heridas en esos días.
Históricamente la situación fue complicada, por ello las autoridades piden precaución y que se respete la señalización de las banderas. Este tipo de ataques son más comunes durante la época estival dado que este es el momento en el que los peces se reproducen y se acercan a la costa. El bajo nivel del agua y las altas temperaturas son el escenario propicio para esto.
¿Qué son las palometas?
La palometa es conocida como la piraña de vientre rojo, tiene una gran mandíbula y dientes en forma de colmillos que le permiten triturar la carne. Suelen ser plateados con puntos negros en todo el cuerpo -en el caso de los más pequeños- o verde azulados.
Son peces que se trasladan en cardúmenes y prefieren las zonas de aguas bajas para alimentarse. Una vez que atacan a su víctima, la muerden, destrozan y comen su carne hasta dejar el esqueleto perfectamente pelado.
Como perciben la sangre, cuando una de ellas muerde a alguien es muy probable que las otras se acerquen para atacar. Y así es como se producen los ataques a varias personas en un mismo momento, como el del padre e hijo que fueron atacados en Santa Fe.