La ONU advierte de que 45 millones de personas están al borde de la hambruna

Alrededor de 45 millones de personas se encuentran actualmente al borde de la hambruna en 43 países, mientras el hambre agudo se dispara en todo el mundo, informó este lunes el Programa Mundial de Alimentos (PMA), agencia de las Naciones Unidas (ONU), en un comunicado publicado en la página web del organismo.
De acuerdo con las más recientes estadísticas del organismo, en enero de 2021, la cifra de personas al borde de la hambruna era de 42 millones y en 2019, de 37 millones.
El incremento registrado desde principios de este año se explica en gran medida por una evaluación que incluyó a 3 millones de afganos, según el PMA.
«Decenas de millones de personas se asoman al abismo. Los conflictos, el cambio climático y la covid-19 están aumentando el número de personas que pasan hambre», advirtió el director ejecutivo del PMA, David Beasley, citado por la agencia de noticias AFP.
«Y los últimos datos muestran que ahora hay más de 45 millones de personas que se encaminan hacia el borde de la inanición», aseguró tras un viaje a Afganistán, donde el PMA extendió su ayuda a casi 23 millones de personas.
«Los costos de los combustibles suben, los precios de los alimentos se disparan, los fertilizantes son más caros, y todo esto impulsa nuevas crisis como la que se está desarrollando ahora en Afganistán, así como emergencias de larga duración como Yemen y Siria», añadió el directivo.
El alto precio de los combustibles incrementa el costo del transporte y pesa en las cadenas de suministro globales: hace un año enviar un contenedor costaba 1.000 dólares, pero ahora cuesta 4.000 dólares o más, precisó el comunicado del PMA.
En consecuencia, el costo de evitar la hambruna en todo el mundo asciende ahora a 7.000 millones de dólares, frente a los 6.600 millones de dólares de principios del corriente año, pero alertó sobre la saturación de las formas tradicionales de financiación.
Las familias que se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda se ven «obligadas a tomar decisiones devastadoras», como quitar a los niños de la escuela o alimentarlos con insectos, hojas silvestres o cactus.
Por ejemplo, en Afganistán, las sequías se combinan con el colapso económico y llevan a las familias al límite, al punto de verse «obligadas a vender a sus hijos en un intento desesperado por sobrevivir», mientras que en Siria unos 12,4 millones de personas no saben de dónde vendrá su próxima comida, explicó Beasley.
También se observa un aumento del hambre en Etiopía, Haití, Somalia, Angola, Kenia y Burundi, según la agencia de la ONU con sede en Roma.