El ex presidente Mauricio Macri sigue buscando explicaciones. No las encuentra. Y probablemente siga sin encontrarlas. Porque por sobre todo Macri le escapa a cualquier atisbo de autocrítica y busca las razones de la estruendosa derrota que sufrió en 2019 en los demás. Reparte culpas y jamás se detiene a pensar qué fue lo que hizo mal para convertirse en el primer presidente argentino que intenta la reelección y no la logra.
Ahora, como en un déjà vu del día después de las PASO de 2019 cuando furioso con el resultado de las urnas la emprendió contra los votantes a los que acusó de llevar al país al abismo, volvió a responsabilizar a los argentinos.
Nada tuvieron que ver el aumento del desempleo, de la pobreza, la recesión económica, el fabuloso endeudamiento asumido en apenas cuatro años ni ninguno de los tantos elementos que componen la pesada herencia que dejó su gestión. No. Fue la falta de fe.
Así lo explicó este martes, con tono de pastor, ante una audiencia que lo escuchaba atónito.
«Hace falta mucha dirigencia que le explique a la ciudadanía ‘creé, creé, que si logramos trepar esta montaña del otro lado hay un futuro mejor para vos, no sientas que no tiene sentido trepar esa montaña’ y eso fue un poco lo que nos llevó a no poder reelegir en 2019, porque no había un entendimiento global de la necesidad de cambiar», aseguró Macri al buscar la enésima explicación del fracaso de su gobierno.
Y hasta disparó: «La Argentina es un caso patético de retrocesos de más de medio siglo».
Por ahora habrá que seguir esperando por esa tan demorada como necesaria autocrítica.