Mató a su hija de tres años por interrumpirla mientras tenía sexo
Una escalofriante historia salió a la luz pública en Reino Unido: una mujer, identificada como Nicola Priest, en agosto del año pasado mató a golpes a su hija y subió varios videos a la red social, buscando algo de consuelo.
La investigación permitió determinar que la mujer mató a la menor y subió un primer video en el que pide perdón. En las imágenes se le la ve simulando un estado de conmoción y tristeza, mientras se escucha una canción de fondo.
“Lo siento mamá y papá. Sé que lo arruiné todo. Debería haberlo hecho, debería haberlo hecho mejor”, dice la mujer en el video.
Otro video muestra varias fotos de Kaylee, incluidas las flores dejadas por sus vecinos en el lugar de residencia tras la muerte. La madre asesina subtituló el video: «¡Te amo tanto, querida mamá, nunca te olvidará! ¡Rip angel!».
Según reportan medios británicos, el juez que la condenó sostuvo que ella asesinó a su hija porque la interrumpió mientras sostenía relaciones sexuales con su pareja, Callum Redfern, también condenado.
“El Tribunal de la Corona de Birmingham determinó que Kaylee fue víctima de un «asalto sostenido y feroz» después de que interrumpió a Priest y su novio Callum Redfern teniendo relaciones sexuales”, dice Mirror.
Al cuerpo de la niña le encontraron, además, lesiones antiguas, como costillas rotas, fracturas en la parte inferior de la pierna y un esternón fracturado.
En el juicio, los testimonios de los vecinos fueron determinantes, pero aún más un mensaje de texto que intercambió el 24 de julio de 2020
«Voy a matarla… porque sigue saliendo de la sala de estar o yendo a la cocina, así que le he dado una paliza y una bofetada por cagar en el pañal», le dice, a lo que su pareja responde: “Bien, dale de mi parte”.
En un video, grabado por cámaras de seguridad, se ve a la mujer con su hija horas antes del asesinato. En las imágenes se ve el desprecio y desinterés de la mujer para con su hija de tan solo 3 años.
Nicola Priest y Callum Redfern fueron condenados a 15 años de prisión, según revela Mirror.
“Kaylee había estado muerta varias horas dentro del departamento de Priest en Kingshurst en Solihull, West Midlands, cuando finalmente hizo la llamada al 999”, dijo el medio.
