
Pita Taufatofua llamó la atención por su peculiar atuendo durante el desfile inaugural. Mirá la razón de porqué usó ese atuendo.
El abanderado de Tonga llamó la atención en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos Tokio 2020 por haber desfilado con el torso desnudo y bañado en aceite de coco, algo que ya había realizado en las olimpiadas en Río 2016.
Se trata de Pita Taufatofua, de 36 años, quien desfiló flameando la bandera de su país con el cuerpo reluciente y vestido apenas con una ta’ovala (estera tongana), que unos segundos después pasó de ser un completo desconocido a una celebridad mundial en las redes sociales.
Sin embargo, aunque parezca una cuestión de “vanidad”, tiene una causa muy profunda: Taufatofua busca atraer la atención de las autoridades ante los problemas en Tonga en materia medioambiental.
Además de su carrera como atleta, Tautatofua es licenciado en Ingeniería Marítima y analiza cómo convertir las olas en energía eléctrica. También realizar conferencias sobre la importancia de combatir el cambio climático.
«No tenía idea de marketing ni nada. Sólo quería representar mil años de historia de mi país. No teníamos traje ni corbata cuando atravesamos el Océano Pacífico», explicó en 2016 el atleta, que representó a su nación en taekwondo, cayó en primera ronda en la categoría 80 kilos ante el iraní Sayad Mardani y se despidió rápido de los Juegos Olímpicos.
Luego aseguró que lo particular de su decisión se debió a que en Tonga, de clima tropical y playas cristalinas, no existe la nieve y las temperaturas mínimas rozan 17 grados.
En 2019, el deportista formó parte de una cumbre sobre el clima en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Imaginen que queda arrasada la mitad de Nueva York, o de Londres, o de Pekín. Sería una catástrofe, ¿no? Buenos pues esto ya está sucediendo”, de acuerdo con el diario El País. Ese comentario fue en referencia a los daños del huracán “Gita”, que destrozó 40% de Tonga.
Taufatofua también es embajador del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), esto por su trabajo en la fundación Sandgate House, donde apoyan aniñas y niños sin hogar.
“Además, trabajo con niños de la calle desde que tengo 18 años. Estos son los motivos por los que Unicef me eligió como embajador, más allá de desfilar en los Juegos Olímpicos lleno de aceite”, según El País.