El día del orgullo autista se celebra cada 18 de Junio desde 2005, en función de contrarrestar la discriminación e impulsar la aceptación hacia las personas que presentan esta condición, resaltando que el autismo no es enfermedad cerebral, es una condición neurológica.
Esa condición se manifiesta en la niñez y dura toda la vida, y alcanza el comportamiento de la persona, la interacción con otros, la comunicación y el aprendizaje.
La fecha convoca a una reflexión más, ya que un 80 por ciento de los adultos con autismo en todo el mundo están desempleados, según cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Sobre esta estadística, especialistas coinciden en que se trata de un acto de discriminación por estereotipos, debido a que las personas con autismo no tienen ningún impedimento para ejecutar actividades laborales.
Hablar de autismo, TEA o Sindrome de Asperger es referirse a un mismo patrón. Dificultades en dos áreas principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta, además de tener patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
En la actualidad no se considera el Espectro Autista una enfermedad, sino más bien, una condición de vida que afecta en menor o mayor medida la interacción social por medio de la comunicación, la conducta, el lenguaje y la integración sensorial de las personas.
Es decir que, quienes están diagnosticados, tienen una manera diferente de interpretar las palabras, los colores, las formas y los sonidos del mundo que nos rodea.