6 octubre, 2024
Mundo

Bolsonaro echó a los jefes de las Fuerzas Armadas

El presidente de Brasil, Jair echó, destituyó a los tres jefes de las Fuerzas Armadas, informó hoy el Ministerio de Defensa en un comunicado.

«La decisión fue comunicada durante una reunión» del nuevo ministro de Defensa, Walter Braga Netto, con los comandantes del Ejército, Marina y Fuerza Aérea, quienes fueron informados que serán «reemplazados», dijo el Ministerio en la nota oficial.

Bolsonaro realizó ayer un fuerte cambio en su gabinete, con el cambio, entre otros, de sus ministros de Defensa, general Fernando Azevedo; y de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, y consolidando de paso su alianza con el llamado «Centrao», la derecha parlamentaria que respalda al gobierno y que comanda Diputados y el Senado.

Azevedo fue despedido del cargo por Bolsonaro en un primer sorpresivo movimiento en el gabinete, acelerado por lo que hasta la tarde de ayer eran solo versiones sobre la probable salida también del canciller Araújo, resistido por el Senado.

La jugada de Bolsonaro cayó como sorpresa en el mundo militar, sobre todo porque el mandatario se irritó por la posición del jefe del Ejército, general Edson Pujol, en favor de las cuarentenas.

Este es el segundo general que echa el ex capitán Bolsonaro: la semana pasada cayó el hasta entonces ministro de Salud, Eduardo Pazuello.

A Defensa fue otro general, el jefe de Gabinete, Walter Braga Netto, quien dejará el cargo de ministro coordinador (Casa Civil) a la mano derecha de Bolsonaro, Luiz Eduardo Ramos.

Ramos, a su vez, era secretario general de la Presidencia, cargo que ahora ocupará Flavia Arruda, diputada federal de la derecha tradicional y clave para la negociación con el Congreso, en medio de las presiones para un posible juicio político por la actuación del gobierno en la pandemia.

El diario O Globo indicó que Bolsonaro quiso destituir también a todos los comandantes de las tres fuerzas para que tengan un mayor alineamiento con su pensamiento.

La modificación en el gabinete buscó crear lugares para el «Centrao», el grupo de legisladores de la derecha que respalda al Ejecutivo.

El titular de Diputados, Arthur Lira, oficialista, amenazó la semana pasada con «remedios amargos» frente a la incompetencia del gobierno ante la pandemia, de la cual Brasil es el centro mundial con más de 2.500 muertos diarios en promedio por semana y el 80% del país bajo colapso.

En medio de este clima, el gobernador paulista, Joao Doria, un exbolsonarista que se convirtió en uno de los principales enemigos de la familia Bolsonaro por el tratamiento dado a la pandemia, anunció que se muda de su mansión en Jardim Europa, barrio de clase alta de San Pablo, al Palacio de los Bandeirantes, la sede del gobierno.

«Regresamos a los tiempos oscuros en que la integridad física de aquellos que defienden la vida y la democracia está bajo amenaza», dijo Doria, un magnate del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) cuyo padre, diputado, debió exiliarse durante la dictadura, régimen que defiende Bolsonaro.

La casa de Doria se transformó en un constante centro de protestas contra las cuarentenas.

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