13 septiembre, 2024
Efemérides

16 de febrero: Muere Facundo Quiroga

Juan Facundo Quiroga fue, quizás, el caudillo federal más recio de la historia de nuestro país. Nacido en una familia acomodada (o “cuna de oro”, como se acostumbraba a decir) fue también un gaucho temido por su intrepidez y su coraje sin límites para dirimir cualquier discusión en una pelea a matar o morir. Su asesinato le dio un final casi novelesco a una vida vivida al límite. Pero si algo necesitaba este caudillo para meterse de lleno en la memoria de esta Nación fue que el propio Domingo Sarmiento le dedicara su libro más leído: “Facundo”. En él lo describe como “una sombra terrible“, un “provinciano, bárbaro, valiente, audaz“.

Nunca tuvo título de gobernador pero era quien dominaba el territorio de lo que hoy son las provincias de La Rioja, San Juan, Catamarca, Tucumán, San Luis, Mendoza, Salta y Jujuy. Una de sus obsesiones, siempre, fue Córdoba, un territorio hostil manejado por sus rivales los unitarios. Y, de hecho, en ese suelo fue atacado a traición y encontró la muerte.

Facundo Quiroga también fue conocido por la extraordinaria empatía que tenía con su caballo preferido, el “Moro”. Era, según los relatos de la época, un soberbio exponente equino con pelaje gris y a quien, en numerosas memorias, se lo menciona como escuchando lo que Facundo le hablaba al oído. De hecho, se había instalado la leyenda que afirmaba que las victorias del caudillo riojano se debían más a la inteligencia de su caballo que al sable del jinete.

A ese caballo lo perdió en una histórica batalla contra el general José María Paz, referente unitario, en La Tablada, en 1829. Un año después, Quiroga volvió a entrar en Córdoba buscando venganza y recuperar su caballo, pero falló en ambos intentos. Ya en 1831, otro referente federal, el santafesino Estanislao López, venció al General Paz, lo apresó y se adueñó de todo lo que tenía, incluido el “Moro”, pero como había un gran encono contra el caudillo riojano, le negó que hubiera encontrado a su amado caballo. Fue tal la disputa que hasta debió intervenir el general Juan Manuel de Rosas, máximo líder de los federales de la época, pero su intento de acercar las partes fue en vano. Cuatro años de cartas cruzadas muestran que desde tiempos inmemoriales los líderes de la historia argentina se las ingeniaron, siempre para perder tiempo en discusiones pequeñas.

En 1835, Facundo Quiroga murió en cercanías de Barranca Yaco, provincia de Córdoba, en un atentado orquestado a traición. Hasta la fecha, son varias las versiones de quien estuvo como autor ideológico de su asesinato. Le habían avisado que había planes de emboscarlo en el viaje que estaba realizando a la provincia de Buenos Aires. Pero, como en toda su vida temía más a ser tomado como cobarde que a la propia muerte. Así fue su final.

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